sábado, 17 de enero de 2009

Pasó mi cumpleaños y fue uno de esos años en que lo disfruté, verdaderamente. Me gusta cumplirlos pero no manifestarlos demasiado. Pero no podía No hacer nada, asique fui a almorzar con amigas. La pasamos bárbaro, comimos, hablamos, me reencontre con algunas de ellas que hacia tiempo que no veía por diferentes motivos, asique fue un buen momento para aprovechar y verlas y mantenernos al tanto. Día normal en el club, en la pileta con amigos, donde no faltaba la tirada de oreja, el cantito típico y el 'Felíz Cumpleeee Flor!'; cayó la noche y ese sí era un momento para festejar. Cené con la familia y partí al club con mi mejor amiga a cuestas. Llegamos y junto a nosotras el gran compañero de cada salida (para todos) y empezó mi gran noche. Tenía que disfrutar, no había nada ni Nadie que pudiera prohibirme eso. Decidí no hacerme problema por nada y gozar como nunca. La previa fue una de las mejores... risas, excesos, música, no falto nada. Llegamos a Five y parecía que ahí si se iba a complicar pero me jugaron una buena pasada las cartas y entramos sin problemas. Adentro: bailamos, reímos, jugamos pero... parece que sigo sin aprender de mis errores. Sigo cometiendo los mismos, gracias a mi Gran amigo... Mi orgullo, que no me deja actuar una vez sin ponerse en mi camino. Terminé arruinandome la noche por un mínima boludes, en la que me metí yo sola, nadie me pidió que pasara pero parece que mi inconsciente sí, por lo tanto, la frutilla de la torta fue ganarme el título a las más pelotuda de las grandes pelotudas... Geníal el cierre de mi cumpleaños.

Desaparezco por un tiempo de esta cuidad, donde estan todos un tanto exedidos. Buscan lastimar sin importar y no ven exactamente que tienen frente a sus ojos. Me alejo para no causar más de un problema, que se calmen las aguas -como diría mi abuela- y cuando vuelva espero solucionar más de uno de esos problemas.

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