Pasó el fin de semana y además de tomarlo como un regenerativo anatómico, fue más el lado emocional lo que me tocó.

Fue un fin de semana en el cual ningún tipo de toxina, exceso ni horario alterado afectó mi cuerpo. Digo, con una buena razón, que hacía tiempo no me sentía tan completa. Con tantas ganas de jugar.........

Después de más de un año, estoy parada en el límite que marqué viendo todo lo que pasó. No puedo negar que veo a alguien que no entendía mucho, parada en tierras móviles sin poder ver hacía donde salir corriendo. Una mujer aferrada a sus ideales, quien no quería sufrir ningún tipo de cambio, según decia, no lo soportaría. Obligada a no desistir, ilusionada por un fantasma fugaz, seguía sin dudarlo. Veo que no piensa más que en su centro, su atracción. Su vida, su historia, su tiempo y rumbo, giran al rededor de aquella atracción, insustituible. Mirándola me pregunto ¿Realmente, vale aquel cambio por una fuerza de atracción pasajera? No. Pero indudablemente su inconsciente le hace efecto refractante, haciéndole creer que ese giro, es esencial. Mucho tiempo después, iba a caer en la cuenta de que ese giro, no era la manera de llegar a su meta.

Me encanta todo, y no pienso parar acá. Esto acaba de empezar.........

Un fin de semana movido, con pocas horas de sueño ensima. A cerrarlo bien relax, como se debe un 25 de Mayo, feriado.

Hacia tiempo que no sentía un vacío que me oprima el pecho como el que siento ahora.

Quiero gritar. Quiero llorar.

Quiero decir las cosas que nunca pude ni procesar.

Decime que este fin de semana largo va a ser Mio. ¡Por favor!

Entiendo tus miedos, ¿entendés los mios?

Notoriamente mi inconsciente se hace presente. Escuché muchas veces que cuando deseamos completamente cierta cosa X, luchamos por conseguirla al 100% de nuestra capacidad pero... cuando la tenemos acá, a nuestro lado es como si todo ese deseo se desvaneciera en un abrir y cerrar de ojos. Siempre especulé sobre esa idea pero nunca la había vivido en carne propia, o mejor dicho, no hasta ahora.

Si bien no me quejo del todo, una vez que estoy frente a esa cosa X que esperé, esperé y esperé, la veo deficiente, poco tentadora, no completa. Las ideas me carcomen la cabeza con pensamientos inútiles que no me llenan y menos me advierten correctamente el camino, pero son esos que no puedo frenar en ningún momento. Son más frecuentes esas preguntas al estilo dudoso. Esas que dicen, por ejemplo: ¿Como pasó? ¿Qué me perdí? ¿Me la tengo que creer? ¿Y si creo un mundo que no es y termino estrellada frente a un muro sin vuelta atrás? ¿Cuanto de todo esto tiene parte en la realidad? ¿Porqué soy yo la que ahora se niega? ¿Cómo terminará?...... Y más ramificaciones si seguimos hurgando en donde no debemos. Intento darles una respuesta acojedora y a la vez, real pero, definitivamente, no encuentro la respuesta. 

De repente, frente a la propuesta que mis oídos querían escuchar hacía ya varios meses, me quedo helada, sin reacción, sacando un Sí de mis labios pero mis pensamientos trabajaban a mil programando un No. 

¿Quien entiende a esta loca manía que revoloteaba sin cesar?. Y hoy, deja ser loca para ser Real, pero sé que por ahora, la quiero mantener al raz.

El tiempo viene corriendo y a medida que me toca puedo ver que lloré, reí, busqué, besé, miré, inventé, mentí, y dije la verdad, ¿porque no?. También crecí y vi crecer, dije sin pensar y ví cosas que no quise ver. Cometí errores increíbles por rencor y ví cometerlos sin piedad..... Ya nada más me puedo jugar más que mi último ancho de espada. Esperemos que este si, me salve por completo.

Cada día que pasa en estos tiempos siento más temor. Nunca imaginé tener tanto miedo a la pérdida y menos de alguien como él. Sin embargo hoy, siento que me estoy deshaciendo parte por parte. Necesito sentir que todo está bien, que nada de esto cambió y que solo fue una discusión la que nos puso así, distantes y frívolos. Que fue una sola actitud la que nos molesto, a ambos, que no queríamos que pase pero que por arte de magia del destino, pasó. Todo tiene solución, lo sabemos. Y es ahora, cuando realmente siento miedo, que me encierro a pensar cada uno de los actos y digo.... ¿Donde fue que te fallé?

Caminaron juntos unos pasos, se estrecharon fuerte, se besaron, cerrando los ojos porque cada uno quería, nada más, mirarse a sí mismo y no al otro. Ninguno de los dos quiso empezar a ver la realidad, ninguno quiso saber que había en realidad detrás de la puerta que los separaba. Por eso fracasó el encuentro. Porque cada uno fue a encontrarse consigo mismo. Porque cada uno llevó a su distancia y la puso en el medio. Y a pesar de los besos, y a pesar de ser un hombre y una mujer llenos de posibilidades, se dijeron adiós y lloraron. Lloraban, solo, por sus viejos dolores, otros adioses, por otros intentos e historias.

Paso a paso, todo se llega a comprender. Y vemos, que todo tiene un porque y de alguna manera tenemos que poder ver para que sirve y porque está allí, de buena o mala manera. Veo que hace tiempo que vengo adquiriendo valores, de los cuales tengo que hacer uso en las situaciones exactas. Por eso, cuando me siento a reflexionar y vuelvo a rebobinar las películas consecuentes en mi cabeza, es cuando pienso que es esta, la situación exacta, en donde tengo que poner a prueba cuanto aprendí sobre aquellos valores.