miércoles, 9 de septiembre de 2009

Creo, realmente, en la buena energía que transmiten los días capicuas, y me hacen sentir bien. Pero como buena excepción a la regla y la mala suerte a mi lado, tenía que terminar el día teniendo malas noticas del tema escolar. Que como vienen, no me gustan demasiado, me están empezando a dar unos lindos atracones de pensamientos alocados. Y si seguimos sumando, el fin de semana que pasó no fue acompañado por mi suerte en su totalidad, además de que aquel muchacho ya citado varias veces en el último tiempo, está hecho... un fantasma.
Basta de día capicua, volvamos a la normalidad donde los problemas escolares (y amorosos) no me azotaban!

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